SUCU-SUCU  (el libro)
Canciones populares y los ritmos de la Isla de Pinos



La Isla de Pinos es la mayor de las Islas que rodean a Cuba, la segunda del archipiélago cubano. Se encuentra al sur de la provincia de La Habana y pertenece a la cayería de los Canarreos. Fue descrita por cronistas y viajeros en narraciones sobre los tesoros naturales de sus bosques, sus aguas medicinales, hermosas playas y montañas y sus riquezas geológicas y arqueológicas. Por sus riquezas se convirtió en centro de actividades de piratas, bucaneros y filibusteros. Muchos de sus primeros pobladores negociaban con los visitantes clandestinos de otras islas del Caribe,  cambiando carnes saladas por otros artículos. Así se fue poblando con inmigrantes de las Islas Caimán y de Jamaica y con pobladores de las provincias occidentales. También llegaron pobladores de todo el resto de Cuba que viajaban en las goletas de cabotaje por las costas cubanas. Desde el siglo XIX recibió visitantes que venían a admirar sus paisajes naturales y a beneficiarse su salud con las aguas medicinales de numerosas fuentes. Su población, fundamentalmente campesina, se dedicó a la agricultura y al fomento de granjas en las que se reunían cubanos e inmigrantes caribeños que sentaron su permanencia como parte de nuestra población.



En los años sesenta del pasado siglo se elaboró un vasto plan que comenzó con la inmigración de numerosos jóvenes de todas las provincias de Cuba que participaron en el desarrollo de nuevos asentamientos, de la agricultura y las industrias y  por ello recibió el nombre de Isla de la Juventud.  Hoy continúa con el fomento de fábricas, cultivos intensivos, reforestación, atención a los pastos y la ganadería y el incremento escuelas y centros culturales que se suman a los que había antes de esta fecha. En el momento actual las comunicaciones y el intercambio entre las dos islas, son constantes y reciben turismo de otras poblaciones de Cuba y del Caribe.

En varias ocasiones, desde 1967, hemos estado realizando investigaciones locales sobre las costumbres y la vida de cubanos y descendientes de caribeños residentes en la Isla de la Juventud1. En nuestra primera visita permanecimos durante diecinueve días estableciendo contactos con algunos informantes -sobre todo ancianos- y realizamos grabaciones a campesinos cubanos y caribeños. Más adelante la visité nuevamente para grabar la música de grupos de distintas localidades. Para aquel trabajo recogimos el primer intento de análisis del sucu-sucu como expresión del folklore musical cubano. Por tanto, decidimos entrevistar algunas familias pineras seleccionadas entre aquellas más vinculadas al pasado musical, donde participan los nativos cubanos y los descendientes de caimaneros y jamaicanos.

Entrevistamos a una anciana que antes de la guerra de 1895 fue llevada con su familia a la Isla de Pinos, la  que me aseguró que ella no conoció ese baile en aquel momento, que allí sólo se bailaba danzón, zapateo, vals, polea;  pero otra anciana que entrevisté a mi llegada a la Isla me dijo que cuando ella era joven (1910) lo que se bailaba era zapateo, caringa, danzón y cotunto. Este último baile muchos pineros lo consideran antecedente del sucu-sucu, y nosotros lo estudiamos como una etapa primigenia del mismo.

 

Compay Cotunto

Si tu no te vas conmigo
Será porque no me quieres
Repudiaré de mujeres
De todas seré enemigo
Sal de la cueva
Que te coje el día,
Compay cotunto
Compay sijú
Sal de la cueva
Que te coje el día
Lo que no he de hacer contigo
De amores no quiero más
Si alguna dificultad
A ti se te ha presentado
Dispué que lo hayas pensado
Avísame si te vas
Caimán, caimán, caimán en el guayabal
Comiendo guayabas verdes
Te coje la madrugá

 

El sucu-sucu, como género conocido solo en la Isla, se relaciona con otros géneros similares como el changüí y el son montuno. Su aparición es imprecisa, pero tenemos evidencias de su uso en los primeros años del siglo XX coincidentemente con el son y el changüí. Su estructura es similar en la alternancia de un cantante solista y un coro que le responde; en el uso de un instrumento grave: marímbula o bajo, una guitarra que hace un bajo rasgueado armónico constante y un laúd o un tres que llevan la parte melódica del conjunto. Además cuenta con un güiro o raspador –que puede ser un machete frotado con un cuchillo--. Este esquema se repite innumerables veces mientras se baila por una pareja que marca el ritmo con dos pasos escobillados por cada pie, dando vueltas hacia una parte y luego hacia la parte contraria.

El sucu-sucu se practica por numerosas familias, muchas vinculadas entre sí por el apellido Rives, cuyo principal mentor fue un anciano de familia numerosa, el Boy Rives, padre de Mongo Rives, heredero de su conjunto; también la familia González Rives donde practicaban la abuela, la madre y varios hijos, alternando décimas con sucu-sucus. También se practica por los descendientes de caimaneros y jamaicanos, que tienen un conjunto actualizado, pero antes era como los que se usaban en el sur de Estados Unidos, con violín, guitarra, percusión,  con los que interpretaban round dances, polcas, one step, two step,  calipsos y sucu-sucus. El músico más destacado es Arnold Dixon, Sony Boy, que desde muy joven se reunió con jamaicanos y caimaneros fundadores y aprendió de ellos los géneros caribeños que ejecutan además de sucu-sucus criollos de la Isla.





La forma alternante de solo y coro, los motivos melódicos silábicos, y las frases musicales correspondientes a los versos octosílabos son elementos que aparecen en el son oriental, en el changüí  y además en la plena puertorriqueña, en el porro colombiano, en el merengue y el carabiné dominicanos. Además aparece en todos ellos la fórmula rítmica básica de semicorchea-corchea-semicorchea, seguida de dos corcheas en un compás de dos tiempos; o el tradicional cinquillo cubano, compuesto por corchea-semicorchea-corchea-semicorchea-corchea.   Estos elementos acusan una gran antigüedad al aparecer también en habaneras, danzas y contradanzas cubanas y en estribillos atribuidos a rumbas y guarachas antiguas. Según Flérida de Nolasco, investigadora puertorriqueña aparecen además en el carabiné y en danzas puertorriqueñas.

El conjunto instrumental inicia una introducción en la que los instrumentos se van integrando gradualmente a partir del tres. Esta introducción, generalmente de ocho compases va seguida del estribillo por el coro, que alterna con el solista varias veces y luego el pasaje instrumental antedicho donde el tres desarrolla variaciones improvisadas sobre los pasajes del solista. En la parte del canto, el tres y la guitarra realizan un bajo a base de acordes rasgueados, sobre la tónica, dominante y sub-dominante, o bien, en progresiones descendentes hacia la tónica. Las maracas van marcando un ritmo regular a base  de semicorcheas, la tumbadora o el bongó realizan esquemas rítmicos libres, y el machete, usado con un cuchillo como raspador realiza un esquema rítmico regular y constante sobre corcheas y dos semicorcheas en cada tiempo, acentuando la corchea de cada uno. La clave marca cada sonido a tiempo.  El modo de los sucu-sucus y sones que hemos utilizado como comparación es el modo mayor, la línea del canto es una melodía diatónica con una dirección muy equilibrada de motivos que parten del quinto grado ascendiendo hacia la tónica superior, realizando una cadencia hacia la subdominante y termina en la tónica inferior.

En cuanto al esquema formal, en el sucu-sucu y el son se observa una forma simple a base de frases y semifrases que están en relación con el texto: cada semifrase corresponde a un verso octosílabo y ocupa ocho sonidos. Cada frase complementa la idea textual y musical y consta de dieciséis sonidos. La repetición constante de los motivos con distintos textos improvisados produce un esquema de forma abierta de períodos cerrados, tan usual en el son y sus derivados.


El cotunto y el sucu-sucu, repetimos, son géneros locales relacionados con el área del son oriental que se difundieron en las primeras décadas del siglo XX, pero la presencia del disco y los fonógrafos, luego la radio y mas tarde la televisión, por sus elementos novedosos, han ido desplazando la presencia del sucu-sucu en los bailes públicos. De todos modos la población pinera más arraigada mantiene en sus hogares la costumbre de cantar tonadas o puntos cubanos, tocar y bailar sucu-sucus y sones, y quizás algún cotunto que recuerden, pero siempre en la intimidad de las familias y los amigos del barrio.

Para el momento actual, en el que presentamos un disco realizado por dos grupos jóvenes, el sucu-sucu es un género vigente y amado por la población y se mantendrá como algo esencial para los pobladores pineros y los visitantes de todo el Caribe que lo disfrutan.

 

María Teresa Linares Savio
Musicóloga


 


  1. Maria Teresa Linares Savio. El sucu-sucu de Isla de Pinos, Serie Isla de Pinos, Academia de Ciencias de Cuba, La Habana, 1970.